Arthur Rackham

Arthur Rackham

lunes, 13 de noviembre de 2017

Microrrelato: Culpa tuya

Mi microrrelato premiado por la editorial "Ruinas circulares" (2015) como "cuento recomendado".



Culpa tuya


No es culpa mía, lo sé, pero comienza a dar olor; siento como si fuera el llamado de la oscuridad, de la culpa, del remordimiento... pero ¡qué digo!, no es culpa mía... tuya, es tuya. Y no se puede negar porque no habría un cuerpo bajo la cama si no hubieses llamado ayer a la noche y pedido a gritos que lo haga, que lo arrinconara a la salida de tu casa, que  lo llevara al callejón, al barro y bajo la lluvia; el disparo no se hubiera escuchado, sus ojos  ya no mirarían a la nada, el charco estaría limpio y mi cama impecable y lista para dormir, porque te digo la verdad, amor, estoy muy cansado. ¡Y la culpa la tengo yo, dirán! Y puede ser che... en parte, sólo en parte, pues quién engaña a quién, ¿el cerdo a la mujer? y sí che... Creo que es mejor no engañarte, porque en verdad no sucedió, el cuerpo este no es su cuerpo, no sucedió, amor, el charco está limpio, sus ojos no miran a la nada, él está. Pero el arma sí sonó, ese es un enigma que te puedo revelar, amor: el arma sonó  y vos seguís siendo la culpable de un crimen, de un instante en el callejón de tu casa bajo el barro y la lluvia. Y si hablo más, hay un cuerpo bajo mi cama que no  me deja acostarme y dormir,  hay algo que siento como el llamado de la oscuridad y son esos ojos perlados allí abajo que miran hacia la nada pero que me miran a mí. Ese es el recordatorio, vos y yo en una misma habitación, el recordatorio de un crimen a las dos de la madrugada que ya pasó hace dos horas y comienza a dar olor. No te vengues mi amor, no, pero tus gritos, tus llantos todas las noches, tus pedidos de ¡socorro! ¡socorro! y tu marido al que yo nunca conocí  pero debiera haberlo hecho y matado... no te vengues, porque vos lo pediste y yo  no  cumplí; no cumplí con tu pedido explícito pero sí con el oculto, el que se oía entre líneas de tus labios y susurros detrás del tubo de teléfono. Por eso, amor, vos sos la culpable de ese cuerpo, vos allí abajo de mi cama, y no yo, o a medias. Pero no importa, comenzás a dar olor y una vez más sos insoportable.

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